Desde hace un tiempo oí hablar del cliché de los clichés
cinéfilos por excelencia: A Clockwork Orange (La Naranja Mecánica), así que me
digné a concederle una de mis tardes. La Naranja Mecánica es una película
dirigida por Stanley Kubrick, basada en la no tan aclamada novela de Anthony
Burgess. Habla sobre una pequeña porción de la vida de Alex DeLarge, un joven
de 17 años un tanto psicótico, carismático y aficionado a la denominada por sí
mismo ultraviolencia y la música clásica.
En mi opinión, no le veo demasiadas pegas a esta película, a
pesar de que siempre tengo alguna pellizca que sacar. Es ligera y entretiene, a
la par de que te transmite un mensaje no del todo sutil pero sí con peso, algo
que es difícil de encontrar por estos lares últimamente, y mira que estamos hablando de una película
filmada en 1971. La imagen y la manera en la que está filmada, los planos y
colores que siempre encajan y se complementan entre sí en cada escena da a esta
película sin duda una gran personalidad. La actuación del ya veterano Malcom
McDowell es excelente, y ni hablar de su famoso traje agenciado. Trata el
futurismo y la sociedad sin perder la dignidad, es decir, sin plantarnos en
medio de la pantalla un robot que desarrolla sentimientos o un móvil que sabe
hacerte la comida.
No es del todo recomendable para gente de mi edad (13 años de momento), porque no se calla ni media en escenas de violencia o sexo,
así que si sigues en secundaria y
todavía te tapas los ojos en ocasiones de este tipo no es tu película. Consta de
una indiscutible larga duración, pero si realmente te metes con el mismísimo
Alex en la película podrá parecerte corta, y necesitarás verla una vez y otra,
como he hecho yo. De ese tipo de
películas que podrá hacerte reír sin necesidad de chistes, lo que la
hace aún más genuina.
Es buena, quizás difícil, pero eso sólo le añade valor y ser
aún más recomendable.
Muy bien, María, has creado un texto argumentativo muy curioso donde no enuncias la tesis hasta el final (algo totalmente válido, ya comentamos en clase que no tiene por qué estar siempre al principio). La única objeción que tengo: ¿de verdad te parece una película ligera?, ¡desarrolla ese argumento!
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